Como todo acto que se precie, nuestra
Gala también ha tenido que reposar para poder valorar si todo el trabajo previo
dio los frutos esperados y sabemos que así ha sido, sintiendo el cariño y la
cantidad de mensajes llenos de emoción que aún estamos recibiendo.
Pero también
en este balance notamos que algo faltó ….
Faltó un homenaje a la persona que fue
la columna vertebral de los últimos 25 años de los festivales. Una persona
que aprendió de Aurelio Grande a creer en ellos, y que al igual que él, se
convirtió en garantía de coherencia, de respeto y de amor a esta Delegación y a los misioneros. Una persona que
se prometió a sí misma estar a nuestro
lado porque él creía en Aurelio Grande.
Una persona humilde, sencilla,
entregada, perfeccionista y generosa hasta el extremo, a la que le gusta estar
detrás del telón, pero que es el auténtico artífice de todo lo vivido el pasado
sábado 25 en el Teatro Principal . Un sueño que él supo hacer realidad y, por
el que trabajó con auténtico desvelo y entrega, como si de algo propio se
tratara.
Angel Cid Manzano ha sido y es, fiel colaborador de
esta Delegación y si en algún modo los festivales tuvieron una calidad
sobresaliente y hemos disfrutado de unos fines de fiesta de renombre , ha sido
gracias a él.
En la pasada Gala del 50 aniversario, solo
él merecía un reconocimiento, porque cada minuto de ese evento salió no solo de
su cabeza, sino de su corazón. Y precisamente porque no había lugar a la
improvisación y porque las emociones no dejaron paso a la serenidad para poder
agradecerle delante de todo un Teatro abarrotado, lo hacemos hoy desde aquí.
Tal y como él hace las cosas….por sorpresa, en silencio, con
generosidad y con respeto.
No es suficiente, pero es necesario.
Gracias por tu entrega, por tu amistad y tu amor y a nuestros misioneros.
Gracias por ser y estar.
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