Nuestra
Misión Diocesana de
JIPIJAPA – Portoviejo-Ecuador
JIPIJAPA – Portoviejo-Ecuador
"Un
sueño hecho realidad que ha cumplido 20 años"
Un
poco de historia de esta Misión:
Hace
20 años que el entonces Obispo de Portoviejo Mons. Mario Ruíz,
pidió ayuda a nuestra Iglesia Diocesana, no tenían sacerdotes, y
había zonas inmensas sin evangelizar.
D.
Aurelio Grande, Delegado de Misiones en aquel entonces, se entusiasmó
con el tema y acompañado por otro sacerdote D.Manuel Rguez Dguez,
fueron a conocer el lugar.
En
el año 1993 salieron 3 sacerdotes voluntarios, los “tres
Manolos”: Manolo Rodicio, Manolo Pérez y Camilo Salgado.
Hasta
el día de hoy han pasado por allí cerca de 18 sacerdotes y unos
50 laicos .
Jipijapa,
está situada al Noroeste de Ecuador, cerca del Pacífico, , la
Parroquia nuestra tiene dos Iglesias cuya patrona es Santa María
Madre, unos 40.000 habitantes, mas de la mitad de los
habitantes son menores de 24 años y solo 1.800 personas
son mayores de 65 años, no hay ancianos.
Nuestra
Parroquia tiene mil niños en la Catequesis todos los sábados,
niños con ganas de conocer a Jesús, su vida y sus obras. 400
bautizos cada año…
Allí
el Laico, el catequista es de vital importancia, pues son ellos
los que llevan el peso de la misión. Por eso el dinero del DOMUND
cuando decimos que va para la Evangelización, yo vi clara esta
necesidad, los catequistas tienen que formarse y para ello tienen que
venir a la ciudad y pasar allí dos días.
Esto
en la Ciudad de Jipijapa, pero la Parroquia abarca 60 recintos,
cada uno con su capilla y su escuela, donde el catequista hace todo,
el Padre va una vez al mes…
Al
lado de la Parroquia hay mucha vida:
Dispensario
médico-Farmacia- comedor para pobres, finca con flores y cultivo de
frutas…
Las
religiosas ayudan en la catequesis, en la Pastoral familiar y sobre
todo en la formación de la mujer…
Muchos
laicos hemos pasado por allí, en nuestras vacaciones y todos
coincidimos en que hemos quedado enganchados, porque es gente
acogedora, que te abre su corazón, su casa, comparte lo poco que
tienen, contagian alegría, ganas de vivir y de mejorar su situación,
y sobre todo tienen ganas de conocer a “Diosito”. Allí
los Padres y las religiosas son un referente, son el centro de la
vida Parroquial.

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