Ha estado hace unas semanas en tierras de Ourense, Jose Manuel Méndez, sacerdote ourensando, que actualmente está en la Misión Diocesana de Jipijapa.
Hemos compartido con el una preciosa eucaristía en Tameirón, localidad natal de San Francisco Blanco, y antes de irte ha dejado este pequeño testimonio que podréis leer junto con otras noticias también en la Revista Comunidade de Marzo en la web del Obispado de Ourense
"A finales del pasado año me
encontré con que aún no había
podido hacer los Ejercicios Espirituales,
por lo que me fui al
monasterio Cisterciense de Sta.
María del Paraíso en Salcedo,
provincia de Cotopaxi en Ecuador,
una fundación reciente de
San Isidro de Dueñas, con una
comunidad de ocho monjes.
El segundo día, en la Misa, veo
que vamos a celebrar las Bodas
de oro de la profesión monástica
de fray José Luis Santos Gómez.
“Ah!” -pensé- “a este lo conozco!”.
Fue mi hospedero en el monasterio
de Oseira,(Ourense) el que escuchó
mi confesión general (pobriño)
la víspera de mi ordenación hace
quince años. ¡Qué gracia, tan lejos,
tan cerca! Renovó los votos
que hizo al Señor en 1964, a once
mil kilómetros, a 50 años. Prisionero
de Cristo en libertad y amor.
Bendita fidelidad.
Al terminar el rito de la renovación
de votos se abraza con cada
monje; yo no soy monje, pero
cuando me abrazó, dijo que estaba
muy contento que estuviera
allí en aquel momento alguien
de Ourense. Ese día al comulgar
le pedí al Señor la misma fidelidad
e intensidad en su amor.
En el recordatorio dice que un
monje “recibe la luz y el amor
divinos y los deja pasar a la
Iglesia y al mundo”. Aquí en la
línea ecuatorial, donde el sol es
mucho más intenso, también P.
José Luis la filtra más y mejor.
Experiencia para una comunidad
joven, referencia sabia…Pura
misión, pura contemplación.
Gracias al Señor por los monjes
y monjas, por su perseverancia
que nos sostiene y alienta."
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