En
su Evangelio, San Mateo nos cuenta cómo fue el encuentro que marcó
su vida; él nos introduce en un “juego de miradas” que es capaz
de transformar la historia. Un día, como otro cualquiera, mientras
estaba sentado en la mesa de recaudación de los impuestos, Jesús
pasaba, lo vio, se acercó y le dijo: “«Sígueme». Y él,
levantándose, lo siguió”.
Jesús
lo miró. Qué fuerza de amor tuvo la mirada de Jesús para movilizar
a Mateo como lo hizo; qué fuerza han de haber tenido esos ojos para
levantarlo. [...] Lo miró con ojos de misericordia; lo miró como
nadie lo había mirado antes. Y esa mirada abrió su corazón, lo
hizo libre, lo sanó, le dio una esperanza, una nueva vida [...]. Es
nuestra historia personal; al igual que muchos otros, cada uno de
nosotros puede decir: yo también soy un pecador en el que Jesús
puso su mirada. [...]
Después
de mirarlo con misericordia, el Señor le dijo a Mateo: «Sígueme».
Y Mateo se levantó y lo siguió. Después de la mirada, la palabra.
Tras el amor, la misión. [...] La mirada de Jesús genera una
actividad misionera, de servicio, de entrega. [...] Su mirada
transforma nuestras miradas, su corazón transforma nuestro corazón.
[...]
Dejémonos
mirar por el Señor en la oración, en la eucaristía, en la
confesión, en nuestros hermanos, especialmente en aquellos que se
sienten dejados, más solos. Y aprendamos a mirar como Él nos mira.
Papa
Francisco
Homilía durante su viaje a Cuba
21 de septiembre de 2015 la fiesta de san Mateo
Homilía durante su viaje a Cuba
21 de septiembre de 2015 la fiesta de san Mateo
La
mirada de Jesús genera una actividad misionera, de servicio, de
entrega.
Su mirada transforma nuestras miradas; su corazón nuestro corazón
Mensaje del Papa
Voz del PapaSu mirada transforma nuestras miradas; su corazón nuestro corazón
Mensaje del Papa
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