5/09/2022

Vuelve con la maleta llena de ilusión

En el pasado mes de marzo recibimos la visita de despedida de nuestro misionero P. Jesús Morales, Misionero Javeriano, natural de Barbadás, Ourense. Quien tras un parón de 8 años en España, por motivos familiares, vuelve a coger las maletas para volver a la misión en Japón, donde ya estuvo 22 años. Nos cuenta que es una decisión que siempre cuesta, con la maleta medio vacía pero el corazón lleno de ilusión y alegría de volver al lugar que tanto quiere. 

En este caso irá a la Diócesis de Osaka, en la ciudad de Amagasaki, un lugar nuevo y desconocido para él, lo que conlleva volver a adaptarse a la cultura, al idioma y conocer la realidad a la que se enfrenta, lo que no suele ser fácil y con el paso de los años, cuesta aún más. Nos dice “uno no va como el señor del lugar, sino a compartir lo importante que es el amor de Jesús para todos nosotros”. Asegura que vuelve con la misma ilusión y alegría que fue en un primer momento. Su vocación misionera, surge en sus inicios con los Javerianos por su pasión por Indonesia, pero esta misión no pudo ser. Tras oír hablar de Japón, cogió su maleta y se fue a este territorio de misión.

Admite que no es una misión que necesita de demasiadas campañas económicas, pues lo que más necesita es de gente que siembre la semilla del Señor. “Hacen falta vocaciones, no solo aquí, sino vocaciones nativas”. Nos cuenta como anécdota que Japón, en su día, fue el país que, en proporción a número de cristianos, más vocaciones tenía del mundo. A día de hoy están a cero, ni religiosos, ni religiosas, ni diocesanos. Gracias a Dios cuentan con vocaciones externas (Indonesia, Filipinas, Vietnam, Corea y algunos de Europa). La situación es crítica, por eso nos pide que recemos por las Vocaciones Nativas de Japón. “Es necesario para que la misión sea una realidad en el lugar. Que sean ellos también los que sean testigos de anunciar el amor del Señor. Cada uno de nosotros sembraremos, dejaremos nuestra huella, buena o mala -no lo se-, pero intentaremos que sea una huella de amor, misericordia, compromiso y de saber estar con la gente y dejarse amar por la gente. Deja tu huella y se testigo”.

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